Una canasta básica total (CBT) que cubre además de la alimentación, una serie de bienes y servicios, aumentó en diciembre un 27% y completó un 2023 con una suba de 225,1%.
De esta manera fue valorizada en $160.453 por lo que una familia tipo para no ser pobre en Argentina necesitó ingresos por $495.798, es decir casi medio millón de pesos, según informó el INDEC.
En tanto que la canasta básica alimentaria (CBA), que mide la indigencia, fue de 30,1% y finalizó el 2023 con un aumento del 258,2%, informó el INDEC.
"Resumen: la canasta que mide la pobreza (CBT) 27%, y la canasta que mide la indigencia subió 30.1%"
INDEC
Esto significa que la canasta de indigencia aumentó un 46,8% más que el índice de inflación general durante 2023 y también por encima de la inflación de alimentos y bebidas, que fue del 251,3%.
Según la medición del instituto estadístico, una canasta básica alimentaria que marca la línea de indigencia para un adulto costó $77.890, por lo que La línea de indigencia para una familia tipo quedó tras finalizar 2023 en $240.679.
En tanto, para la canasta básica total (CBT), que mide la pobreza el aumento fue de 27%. Durante 2023, la línea de la pobreza aumentó 225,1%.
Los dos indicadores son decisivos para medir el impacto de la crisis económica en los indicadores sociales. Eso sucede porque la canasta básica –que además de alimentos incluye otros ítems del gasto como indumentaria, salud, transporte o educación– determina la denominada "línea de pobreza". Es decir, los hogares con ingresos menores a la CBT son los que pasan a ser considerados pobres. Un dato clave: este indicador no tiene en cuenta el costo del alquiler de vivienda.